En Camaleones, creemos que el taekwondo es mucho más que un deporte: es una herramienta para formar disciplina, constancia y valores que perduran toda la vida. Durante esta semana, tuvimos el privilegio de abrir nuestras puertas a los familiares de nuestros alumnos, permitiéndoles compartir una experiencia única de entrenamiento.

Este ejercicio no solo fue una oportunidad para moverse y aprender juntos, sino también un recordatorio del papel fundamental que juegan los padres y familiares en la creación de hábitos saludables. Los niños y jóvenes encuentran en sus hogares el primer modelo a seguir, y cuando ven a sus seres queridos involucrarse activamente en su desarrollo deportivo, refuerzan su compromiso y amor por la disciplina.
Más que un entrenamiento: una experiencia de vida
Al sumarse a la clase, los familiares pudieron vivir en carne propia lo que significa entrenar taekwondo: la exigencia física, la coordinación, la concentración y el esfuerzo que cada sesión implica. Comprender de primera mano lo que hacen sus hijos o hermanos en cada práctica fortalece el apoyo que pueden brindarles en su proceso y les permite valorar aún más su dedicación.

Además, esta actividad fue una oportunidad perfecta para generar momentos de conexión familiar. En un mundo donde las rutinas diarias pueden ser abrumadoras, encontrar espacios de calidad en los que se comparta una experiencia significativa es invaluable. Ver padres e hijos entrenando juntos, hermanos motivándose mutuamente y abuelos disfrutando de una actividad diferente nos recuerda que el deporte tiene el poder de unir a las familias.

Gracias por hacer parte de esta experiencia
Queremos expresar nuestro más profundo agradecimiento a cada familiar que aceptó el reto y se sumó a esta iniciativa. Su participación no solo motivó a nuestros alumnos, sino que también fortaleció la comunidad de Camaleones. Esperamos que esta sea solo una de muchas oportunidades para seguir compartiendo juntos el camino del taekwondo.






Una experiencia maravillosa lo disfrutamos mucho mi niño feliz y eso no tiene precio